viernes, 27 de marzo de 2015

Anemia por deficiencia de hierro durante el embarazo



¿Por qué hay más probabilidades de tener anemia durante el embarazo?


La cantidad de hierro que necesita tu cuerpo aumenta significativamente cuando estás embarazada. El hierro es esencial para la producción de hemoglobina, la proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y que lleva el oxígeno a las otras células. Durante el embarazo, la cantidad de sangre de tu cuerpo se expande hasta llegar a un 50 por ciento más de lo usual. Por lo tanto, necesitas más hierro con el fin de producir más hemoglobina para toda esa sangre adicional. También necesitas hierro extra para tu bebé en desarrollo y la placenta. 

Desafortunadamente, la mayoría de las mujeres comienzan el embarazo sin las reservas de hierro suficientes para satisfacer las crecientes demandas de su cuerpo, particularmente durante el segundo y tercer trimestre. Si llegas al punto en que ya no tienes suficiente hierro para producir la hemoglobina que necesitas, estarás anémica. 

El riesgo es aún mayor si tienes náuseas lo suficientemente graves como para causar vómitos frecuentes, si has tenido dos o más embarazos seguidos, si estás embarazada de más de un bebé, si llevas una dieta pobre en hierro o si el ciclo menstrual previo al embarazo fue muy fuerte. 

Esta es la razón por la cual la cantidad de hierro que necesitas aumenta durante el embarazo de 18 a 27 miligramos (mg) por día. Como es difícil absorber el hierro suficiente solamente a través de la dieta, recomiendan que las mujeres embarazadas tomen un suplemento diario de 30 mg de hierro elemental como dosis preventiva. Muchos suplementos prenatales contienen esa cantidad de hierro. 

La falta de hierro es la causa más común de la anemia, pero no es la única. También puedes desarrollar anemia si no tomas la cantidad suficiente de ácido fólico o vitamina B12, si pierdes mucha sangre, o debido a ciertas enfermedades o trastornos de la sangre hereditarios, tales como la enfermedad de las células falciformes. 

El tratamiento para la anemia depende de la causa, y los suplementos de hierro no siempre son la respuesta. 



¿Cómo sabré si estoy anémica?


Tu médico te hará un análisis de sangre para saber si tienes anemia en la primera consulta prenatal. Una de estas pruebas (hematocrito) mide el porcentaje de células rojas en tu plasma. La otra (hemoglobina) mide el número de gramos de hemoglobina en tu sangre. 

Incluso si no estás anémica al inicio del embarazo, es común que la anemia se desarrolle a medida que el embarazo avanza. Por eso, te harán otro análisis al final de tu segundo trimestre o comienzos del tercero. Es normal que tus niveles de hemoglobina y hematocrito bajen algo en la segunda mitad del embarazo, cuando la cantidad de sangre en tu cuerpo se expande dramáticamente y la cantidad de plasma (el componente fluido de la sangre) aumenta de forma más rápida que el número y tamaño de las células rojas, pero es importante que no desciendan demasiado. 

Si desarrollas anemia, es posible que no tengas ningún síntoma, especialmente si tu condición es leve. O bien, puedes sentirte cansada, débil y mareada. (Por supuesto, estos son síntomas que muchas mujeres tienen durante el embarazo, ya estén anémicas o no). También puedes notar que estás más pálida (especialmente en las uñas de las manos, debajo de los párpados y en los labios). Otros síntomas incluyen un ritmo cardiaco acelerado, palpitaciones, respiración entrecortada, dolor de cabeza, agotamiento, irritabilidad o problemas para concentrarte. 

Finalmente, algunos estudios han encontrado algún vínculo entre la anemia ferropénica severa y los antojos por sustancias que no son alimentos como hielo, papel o arcilla (condición conocida como pica). Si tienes estos antojos, no te dejes llevar por ellos y asegúrate de avisar a tu médico. 



¿Cómo se trata la anemia?


Si el análisis indica que tienes anemia por deficiencia de hierro, los médicos te recetarán un suplemento adicional de hierro. La dosis dependerá de la severidad de tu anemia, pero es probable que te prescriban entre 60 y 120 mg o más de hierro elemental diariamente, además del hierro en tu suplemento prenatal. 

Ten en cuenta que estas dosis se refieren a la cantidad de hierro elemental, o hierro puro, en un suplemento. Algunas etiquetas listan la cantidad de sulfato ferroso (un tipo de sal de hierro) en vez de, o además de, la cantidad de hierro elemental. Un suplemento que contenga 325 mg de sulfato ferroso, el suplemento de hierro más comúnmente usado, te dará alrededor de 60 mg de hierro elemental. Otros usan 300 mg de gluconato ferroso, que te dará alrededor de 34 mg de hierro elemental, o fumarato ferroso, que contiene alrededor de 106 mg de hierro elemental en una tableta de 325 mg. 

Para asegurarte de absorber la mayor cantidad de hierro posible, toma las píldoras de hierro con el estómago vacío. Tómalas con agua o jugo de naranja (la vitamina C ayuda a la absorción), pero no las tomes con leche (el calcio dificulta la absorción). El café y el té también dificultan la absorción. 

En cuestión de una semana más o menos después de comenzar el tratamiento, deberías haber empezado a producir muchas nuevas células rojas y tus niveles de hemoglobina empezarán a elevarse. Generalmente solo se tarda un par de meses en resolver la anemia, pero tu doctor seguramente te aconsejará que continúes tomando suplementos de hierro durante varios meses para que puedas recargar tus reservas de hierro. 

Otra cuestión importante que hay que tener presente: ten la precaución de guardar las píldoras de hierro en recipientes a prueba de niños o fuera del alcance de estos. Cada año mueren más niños por sobredosis de hierro que por cualquier otro tipo de envenenamiento accidental con medicamentos. De hecho, una sola dosis para adultos puede envenenar a un niño pequeño. 



¿Ingerir mucho hierro tiene efectos secundarios?


Los niveles altos de hierro en suplementos pueden alterar el tracto gastrointestinal. La mayoría de las veces se produce estreñimiento, que de por sí es un problema para muchas mujeres embarazadas. Si tienes estreñimiento, tomar jugo de ciruelas pasas te puede ayudar a mantener la regularidad (y, por si fuera poco, es una buena fuente de hierro). Tomar un reblandecedor de heces también te puede ayudar. 

También puedes padecer acidez, molestias abdominales, náuseas o, rara vez, diarrea. Si piensas que el suplemento te hace sentir mareada, prueba a tomarlo antes de acostarte. Intenta tomar tu hierro en momentos diferentes del día para ver qué es lo que mejor te funciona. Por ejemplo, si el hierro irrita tu estómago o si sufres de acidez, evita tomarlo a la hora de irte a dormir porque estar recostada después puede incrementar tus molestias. 

Por otra parte, si tu única queja es que el hierro te hace sentirte con un poco de náuseas después de ingerirlo, intenta tomarlo cerca de la hora de irte a dormir, porque quizás puedas dormir a pesar de las náuseas. 

Si los efectos secundarios continúan molestándote, consulta con tu médico. Puedes evitar problemas estomacales si comienzas con una cantidad pequeña de hierro y luego la vas aumentando gradualmente hasta llegar a la dosis que necesitas, o puedes tomar el hierro en dosis divididas durante el día. Si estas tácticas no te ayudan, quizás necesites tomar el hierro siempre con comidas, o usar una fórmula de liberación lenta. No es la solución ideal a nivel de absorción, pero quizás sea lo necesario. 

Por último, no te preocupes si tus heces son más oscuras cuando comienzas a tomar hierro. Este es un efecto secundario normal. Pero si notas sangre en tus heces, ponte en contacto con tu doctor. 



¿Cómo afecta la anemia la salud de mi bebé y la mía?


Tu bebé cubre su necesidad de hierro tomando su parte antes de que tú tomes la tuya. Sin embargo, la anemia materna puede afectar las reservas de hierro del bebé a la hora de nacer, lo cual aumenta el riesgo de que padezca anemia durante la infancia

La anemia durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de tener un parto prematuro o un bebé de bajo peso. También se asocia con un riesgo mayor de un bebé que nace sin vida o muere al poco de nacer. Por lo tanto, hay que tomarse este tema muy en serio. 

La anemia ferropénica también puede afectar tu salud al quitarte energía y hacer que a tu cuerpo le resulte más difícil luchar contra las infecciones. Y, si estás anémica en la última etapa del embarazo, tienes más posibilidades de tener problemas si pierdes mucha sangre en el momento de dar a luz. Puedes sentirte mareada, sentir acelerado el ritmo cardiaco o tener otros síntomas que requieren permanecer en el hospital un día extra o dos. 

También tienes más posibilidades de necesitar una transfusión de sangre. Y hay investigaciones que sugieren que la anemia puede elevar tus posibilidades de tener una depresión posparto. 



¿Qué puedo hacer para prevenir la falta de hierro?


Toma vitaminas prenatales y lleva una dieta sana que incluya muchos alimentos ricos en hierro. La carne roja es tu mejor opción, aunque la carne de ave (carne oscura), otras carnes y los mariscos también son buenas fuentes. 

Entre los alimentos ricos en hierro que no provienen de animales se encuentran los siguientes: legumbres, tofu, pasas, dátiles, ciruelas, higos, damascos (albaricoques), patatas (con su piel), brócoli, remolachas, vegetales de hoja verde, panes integrales, melazas y cereales fortificados con hierro. Ten en cuenta que tu cuerpo absorbe mejor el hierro de fuentes animales (hierro hemínico) que de fuentes no animales (hierro no hemínico). 

Cuidado: no comas hígado para cubrir tus necesidades de hierro. Es mejor evitar el hígado durante el embarazo, porque contiene cantidades peligrosas de vitamina A, que puede causar defectos de nacimiento cuando se consume en exceso durante el embarazo. 


¿Hay algo que pueda ayudar a mi cuerpo absorba el hierro mejor?

Comer y beber alimentos ricos en vitamina C, al mismo tiempo que tomas el suplemento de hierro o comes vegetales ricos en hierro, puede ayudar a que el cuerpo absorba significativamente más del tipo de hierro que se encuentra en fuentes no animales. Entre los alimentos con vitamina C que son una buena opción se incluyen: un vaso de jugo de naranja o tomate, un puñado de fresas, pimientos dulces, o medio pomelo. 

La carne y el pescado (fuentes de hierro hemínico, que el cuerpo absorbe mucho más fácilmente) también pueden mejorar la absorción de hierro proveniente de los alimentos que no son carne. Por ejemplo, si añades un poco de carne de res a un guiso vegetal, la carne puede ayudarte a absorber el hierro de los vegetales. 


¿Hay algo que interfiera con la habilidad del cuerpo para absorber hierro?

El calcio interfiere con la habilidad del cuerpo para absorber hierro. Por lo tanto, si estás tomando suplementos de calcio o un antiácido que contiene calcio, suspéndelos mientras comes alimentos ricos en hierro o no los tomes en el mismo momento que el suplemento de hierro. Por la misma razón, no tomes el suplemento con leche, que es rica en calcio. En lugar de eso, bebe leche entre las comidas. 

Lo mismo se aplica al té o café, porque contienen polifenoles que interfieren con la absorción de hierro proveniente de los suplementos o las fuentes vegetales. 

En mi caso:

Estuve tomando hasta la semana 20 un suplemento vitamínico para embarazo que incluía un aporte de todas las vitaminas necesarias durante el embarazo. Como que con la pequeña tuve anemia en el embarazo a partir de la semana 26, para prevenir que me vuelva a pasar ahora, empecé a tomar hierro. Así que llevo 5 semanas con hierro y yodo. Ahora en la semana 28 tengo analítica así que depende de los resultados seguiré con esto o lo cambiaré. Hablo por mi misma porqué lo de la anemia en el anterior embarazo me lo detectaron en España porqué aquí según ellos estaba todo dentro de lo normal. Así que esta vez prefiero prevenir que curar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario