viernes, 8 de mayo de 2015

El parto y el nacimiento prematuros



¿Qué son el parto y el nacimiento prematuros?

Un parto prematuro ocurre cuando comienzas a sentir contracciones regulares que hacen que tu cuello uterino (el canal que comunica el útero con la vagina) se empiece a abrir o a adelgazar antes de la semana 37 de embarazo. Este proceso también se llama dilatación y afinamiento del cuello del útero. Cuando das a luz antes de la semana 37, también se considera prematuro al bebé. 

Tener síntomas de parto prematuro no quiere decir que darás a luz a un bebé prematuro. Aproximadamente la mitad de las mujeres que experimentan el comienzo de un parto prematuro acaban dando a luz a las 37 semanas o más tarde. 

Alrededor de una cuarta parte de todos los nacimientos prematuros son planeados. Por ejemplo, el equipo médico puede decidir inducir el parto o practicar una cesárea antes de la fecha prevista para el parto debido a una complicación médica grave, como una preeclampsia intensa, o porque el bebé ha dejado de crecer. 

El resto son nacimientos prematuros espontáneos. Un nacimiento prematuro espontáneo ocurre cuando el parto empieza antes de tiempo, cuando se rompe la fuente de aguas antes de lo previsto, o cuando el cuello uterino se dilata prematuramente sin contracciones, lo que se denomina insuficiencia cervical o cervicouterina. 

Hoy en día hay más mujeres embarazadas de gemelos o de más bebés, que tienden a nacer antes de llegar a término. También hay más mujeres que retrasan el embarazo, y la posibilidad de concebir gemelos aumenta a medida que te vas haciendo más mayor. 


¿Qué puede pasar si mi bebé nace prematuro?

El nacimiento prematuro puede causar serios problemas de salud al bebé, o incluso su muerte, si ocurre muy temprano. Cuanto más maduro es el bebé en el momento del nacimiento, más probabilidades hay de que sobreviva y menos de que tenga problemas de salud. 

Algunos bebés prematuros tienen problemas para respirar. El nacimiento prematuro también aumenta el riesgo de que los bebés sufran un derrame cerebral. El sistema nervioso, el tracto intestinal, y otros órganos también pueden resultar afectados. Los bebés prematuros tienen más tendencia a padecer infecciones e ictericia y pueden tener dificultades para alimentarse así como para mantener una temperatura corporal estable. 

Los bebés que sobreviven pueden sufrir problemas de salud a largo plazo, incluyendo enfermedades crónicas, problemas de visión y audición, parálisis cerebral y problemas de desarrollo. 

La mayoría de los bebés prematuros nacen entre las semanas 34 y 37. Si estos bebés prematuros no presentan otros problemas, gozan de mejor salud que los bebés que nacen más temprano, pero aún así corren más riesgo de tener problemas que los bebés que nacen más tarde. 

Si tu parto empieza antes de la semana 34 y no hay una razón médica que requiera un alumbramiento inmediato, tu médico quizás tratará de retrasar el parto algunos días. Esto le ofrece la oportunidad de suministrar corticoesteroides al bebé, que ayudan a que sus pulmones y otros órganos se desarrollen más rápido, lo que aumenta enormemente sus probabilidades de sobrevivir. 

Hoy en día existen muchos avances tecnológicos para tratar a los bebés prematuros. Para sacar el máximo partido de ellos, los bebés prematuros permanecen en el hospital, en la sala de cuidado intensivo neonatal. 



¿Qué es lo que produce un parto prematuro?

Si bien generalmente se desconoce la causa, hay distintos factores que pueden influir en un parto prematuro: 

  • Una infección

Algunas infecciones del aparato genital se asocian a un mayor riesgo de parto prematuro. Las sustancias que producen las bacterias pueden debilitar las membranas que rodean al saco amniótico y provocar su ruptura temprana. Incluso si las membranas permanecen intactas, las bacterias pueden causar una infección e inflamación en el útero, lo que podría acabar provocando un parto prematuro. 

Seguramente en tu primera visita prenatal te hicieron pruebas para descartar infecciones de transmisión sexual tales como clamidia y gonorrea. Si dieron positivas, tanto tú como tu pareja deberían haber recibido tratamiento de inmediato. Unas semanas después te deberían haber hecho otra prueba y te habrán pedido que uses condones al tener relaciones sexuales durante el resto de tu embarazo. 

Si ya tuviste anteriormente un parto prematuro, también te pueden haber hecho un análisis para ver si tenías vaginosis bacteriana. Aunque algunos estudios demuestran que el tratamiento de la vaginosis bacteriana en el segundo y tercer trimestre reduce el riesgo de parto prematuro en mujeres con antecedentes de nacimientos prematuros, otros estudios indican que no hay diferencias. Los especialistas no coinciden en si vale la pena hacerles estudios a las mujeres embarazadas que no presentan síntomas. (Si tienes síntomas de vaginosis bacteriana, te realizarán análisis y recibirás tratamiento con antibióticos, de ser necesario.) 

Seguramente no te habrán realizado un análisis para verificar si tienes tricomoniasis a menos que presentes síntomas. Esto se debe a que ciertas investigaciones indican que tratar a las mujeres contra la tricomoniasis durante el embarazo aumenta el riesgo de un nacimiento prematuro. 

Algunas infecciones no uterinas, como la infección de riñón, pulmonía y apendicitis, también aumentan el riesgo de parto prematuro. 

También corres más riesgo de tener un parto prematuro si padeces un tipo de infección urinaria llamado bacteriuria asintomática, una condición en la que hay bacterias en tu tracto urinario, pero no presentas síntomas. Esta es la razón por la que les hacen análisis de orina a todas las mujeres embarazadas. 

  • Algún problema con la placenta como placenta previa o desprendimiento prematuro de placenta.

  • Un útero demasiado grande, lo cual ocurre a menudo cuando tienes un embarazo múltiple o demasiado líquido amniótico.

  • Anomalías estructurales del útero o del cuello uterino, como por ejemplo un cuello uterino de menos de 25 milímetros de largo que se acorta, afina o dilata sin contracciones, lo que se denomina insuficiencia cervical. La insuficiencia cervical puede ser resultado de una cirugía cervical o puedes haber nacido con ella.

  • Tener una cirugía abdominal durante el embarazo (por ejemplo, para extirpar el apéndice, la vesícula biliar, o un quiste en el ovario).

  • ¿Cuáles son los factores de riesgo de un parto prematuro espontáneo?

    Existen algunos factores de riesgo, pero hay que destacar que más de la mitad de los nacimientos prematuros ocurren en embarazos sin ningún factor de riesgo identificable. Si bien es imposible predecir la probabilidad de un parto prematuro, puedes tener un riesgo más alto si: 

  • Ya has tenido un parto prematuro. Cuanto más temprano haya nacido el bebé y más partos prematuros espontáneos hayas tenido, mayor es el riesgo

  • Estás embarazada de dos o más bebés

  • Eres menor de 17 años o mayor de 35 años

  • Estabas demasiado delgada antes de quedar embarazada, o no aumentas el peso necesario durante el embarazo

  • Has tenido sangrados vaginales en el primer y segundo trimestre. Si has tenido sangrados durante más de un trimestre, el riesgo aumenta

  • Padeciste anemia de moderada a severa al comienzo del embarazo

  • Fumas, consumes demasiado alcohol o consumes drogas (especialmente cocaína) durante el embarazo

  • Has dado a luz en los últimos 18 meses (especialmente si quedaste embarazada los seis meses siguientes a dar a luz a tu anterior bebé)

  • Tu madre tomaba la medicina DES (dietilestilbestrol), para disminuir el riesgo de aborto. 

  • No has recibido atención prenatal o empezaste a ir tarde a la consulta prenatal

  • Estás embarazada de un solo bebé, concebido como resultado de tratamientos de fertilidad

  • Eres de clase socioeconómica baja

  • También parece haber una relación entre un alto nivel de estrés, especialmente estrés crónico, y el parto prematuro. La teoría es que el estrés intenso puede provocar la liberación de hormonas que desencadenan las contracciones del útero y el parto prematuro. 

    Esto podría explicar por qué las mujeres que son víctimas de abuso doméstico tienen un mayor riesgo de parto prematuro espontáneo. Las que sufren violencia física corren un riesgo aún mayor, especialmente si son víctimas de un trauma en el abdomen. 

    Los especialistas también han estado estudiando los factores ocupacionales para saber si los trabajos de gran exigencia física o de muchas horas pueden influir. 

    Algunos estudios sugieren que las mujeres que trabajan de noche tienen un riesgo mayor de sufrir un parto prematuro comparado con mujeres que trabajan de día. También hay cierta evidencia de que las futuras mamás que tienen que permanecer de pie durante largos períodos de tiempo (más de 40 horas semanales) o tienen trabajos muy agotadores, son más propensas a tener partos prematuros. Otros estudios, sin embargo, no han confirmado estos resultados. 

    Por último, algunos investigadores están estudiando el posible efecto de los factores genéticos en el parto prematuro, ya que parece ser más común en algunas familias. Creen que la genética puede explicar hasta cierto punto los diferentes porcentajes que se dan entre las distintas razas, incluso cuando se consideran otros factores de riesgo. 


    ¿Existen análisis que puedan predecir la probabilidad de tener un parto prematuro?

    Hay dos pruebas de detección para aquellas mujeres que presentan síntomas de parto prematuro o que corren el riesgo de tenerlo. Los resultados negativos son especialmente útiles, ya que pueden ayudarte a evitar intervenciones innecesarias y al mismo tiempo tranquilizarte. 

    Las dos pruebas son: 

    Medición de la longitud del cuello uterino mediante un ultrasonido o ecografía

    Quizás tu doctor haya medido la longitud de tu cuello uterino durante la primera visita prenatal. Si ve algo que le preocupa, puede recomendar un ultrasonido para medir tu cuello uterino con más precisión y observa señales de que está cambiando. Si empieza a adelgazarse o dilatarse a mitad del embarazo el riesgo de un parto prematuro es mayor. 

    Tu médico puede recomendar que te hagan un ultrasonido si nota que tu cuello uterino es más corto de lo normal al hacerte un examen, si presentas un alto riesgo de insuficiencia cervical, o si tienes síntomas que indican que el cuello uterino está cambiando (tales como presión sobre la pelvis o cólicos, dolor de espalda, aumento del flujo vaginal o sangrado). 

    Si el ultrasonido muestra que tu cuello uterino está comenzando a cambiar, probablemente el médico te recomendará que reduzcas tus niveles de actividad física y horas de trabajo, que evites tener relaciones sexuales y que dejes de fumar, si todavía no lo has hecho. Dependiendo de tu situación y de la edad gestacional del bebé, podrían realizarte otro ultrasonido en las próximas semanas. 

    Si aún no has llegado a la semana 24 y tu cuello uterino está cambiando, pero no tienes contracciones, el médico te puede recomendar un cerclaje, que es un procedimiento mediante el cual se realiza una sutura alrededor del cuello del útero (se cose con un punto de hilo fuerte) para reforzarlo y ayudarlo a mantenerse cerrado. Sin embargo, este procedimiento presenta algunos riesgos, y existe mucha controversia sobre si es suficientemente eficaz y si vale la pena hacerlo. 

    Las mujeres que pueden beneficiarse de un cerclaje incluyen aquellas que han tenido una cirugía o un trauma cervical, seguido de la pérdida de un bebé durante el segundo trimestre sin motivo aparente, o de un nacimiento prematuro. En ese caso, pueden practicarte un cerclaje entre las semanas 12 y 14, antes de que el cuello uterino comience a cambiar. Tu doctor determinará si eres una buena candidata para este procedimiento. 

    Prueba de detección de fibronectina fetal

    Este análisis generalmente se reserva para mujeres que tienen contracciones u otros síntomas de parto prematuro. La fibronectina fetal (fFN) es una proteína producida por las membranas fetales. Si en una muestra de tus secreciones cervicales y vaginales tomada entre las semanas 24 y 34 de embarazo aparece una cantidad mayor de lo que debería, se considerará que corres más riesgo de tener un parto prematuro. 

    Si el resultado del análisis da positivo quizás tu médico te recete medicamentos para detener el parto a corto plazo, y corticoesteroides para ayudar a que los pulmones del bebé maduren más rápido. 

    Sin embargo, el análisis indica con mayor precisión la fecha en la que no darás a luz que la fecha en la que empezará el parto. Si el resultado de fFN da negativo, es muy poco probable que tengas un parto prematuro durante las próximas dos semanas. Un resultado negativo puede tranquilizarte y ayudarte a evitar la internación en un hospital o bien otros tratamiento innecesarios. 


    ¿Qué puedo hacer si presento un alto riesgo de parto prematuro?

    Cuídate. Si comes y descansas bien, comienzas a recibir asistencia prenatal desde temprano en el embarazo y asistes regularmente a las visitas prenatales, reduces tu nivel de estrés, y prestas atención a tu higiene y tu cuidado dental, ya estás haciendo mucho para garantizar un embarazo saludable y a término. Dependiendo de tu situación, tu doctor puede recomendar que veas a un especialista en embarazos de alto riesgo, para que lleve tu cuidado prenatal. 

    Ten presente las señales que indican un parto prematuro (se listan más abajo) y avisa a tu médico de inmediato si notas alguna de ellas. El avance más importante en la atención de partos prematuros durante los últimos 50 años ha sido el uso de medicamentos con corticoesteroides para acelerar el desarrollo de los órganos del bebé antes del nacimiento. Cuanto antes descubras los síntomas de un parto prematuro, más posibilidades habrá de que tu bebé se beneficie de este tratamiento. 

    Si ya has tenido una ruptura prematura de membranas o un parto prematuro espontáneo anteriormente, que resultó en un nacimiento prematuro antes de las 34 semanas, y esperas un solo bebé, tu proveedor de salud puede considerar un tratamiento con un compuesto de progesterona llamado Makena (caproato de alfa hidroxiprogesterona 17, o 17 P para abreviar). 

    Los estudios han demostrado que aplicar inyecciones semanales de esta hormona desde el segundo trimestre hasta la semana 36 resulta en una reducción significativa del riesgo de tener otro parto prematuro para las mujeres que ya han tenido uno antes. Este tratamiento no parece ofrecer beneficios para mujeres que llevan más de un bebé o que no tienen un historial anterior de parto prematuro. 

    A medida que tu embarazo progrese, fíjate en los cambios que experimenta tu cuerpo. Dedica un ratito todos los días, cuando estés sola y tranquila, a concentrarte en los movimientos del bebé y anotar todo dolor o presión inusual. 

    Aprende cuáles son las señales de un parto prematuro (ver abajo), y avisa a tu doctor inmediatamente si notas cualquiera de ellas. El adelanto más crucial en la forma de tratar el parto prematuro en los últimos 50 años ha sido el uso de corticoesteroides para acelerar el desarrollo de los pulmones del bebé antes de su nacimiento. Cuanto más pronto adviertas que ha empezado el parto prematuramente, más fácil será que tu bebé pueda beneficiarse de este tratamiento. 

    Algunos médicos sugieren reposo en cama cuando una mujer presenta un alto riesgo de dar a luz prematuramente, aunque no hay pruebas de que ayude a prevenir el parto prematuro. 


    ¿Cuáles son los síntomas de un parto prematuro?

    Llama a tu médico o partera de inmediato en caso de tener alguno de los siguientes síntomas antes de la semana 37: 

  • Un aumento en el flujo vaginal

  • Un cambio en el tipo de flujo, es decir, si se torna acuoso, mucoso o sanguinolento (incluso si tiene apenas un color rosado o algunos hilos de sangre)

  • Hemorragia vaginal o pérdidas de sangre

  • Dolor abdominal, dolores similares a los cólicos menstruales o más de cuatro contracciones en una hora (incluso si no son dolorosas)

  • Un aumento de la presión en la zona pélvica (la sensación de que tu bebé está empujando hacia abajo

  • Dolor en la parte baja de la espalda, especialmente si es amortiguada o rítmica o si nunca antes habías tenido dolores de espalda

  • Estos síntomas pueden ser poco claros porque alguno de ellos, como la presión en la pelvis o el dolor en la parte baja de la espalda, también ocurren en los embarazos normales y las contracciones esporádicas tempranas pueden ser simplemente contracciones de Braxton Hicks. Pero siempre es mejor prevenir que lamentar, así que llama a tu médico o partera de inmediato si sientes algo fuera de lo normal durante el embarazo. Para advertir posibles problemas en seguida, es buena idea que te familiarices con los síntomas que podrían indicar que hay un problema durante el embarazo. 


    ¿Qué sucederá si tengo un parto prematuro?

    Si tienes síntomas de parto prematuro o crees que estás perdiendo líquido amniótico, llama a tu médico, quien probablemente te hará ir al hospital para hacerte una evaluación exhaustiva. Comprobarán si tienes contracciones, revisarán la frecuencia cardiaca del bebé, y te examinarán para verificar si has roto aguas. Analizarán tu orina para comprobar si hay signos de infección y tal vez te hagan cultivos cervicales y vaginales. Puede que también te hagan estudios para ver si tienes fibronectina fetal. 

    Si no has roto la fuente de aguas, tu médico hará un estudio vaginal para evaluar cuánto se ha dilatado o afinado tu cuello uterino. Lo más probable es que además te haga un ultrasonido abdominal para observar la cantidad de líquido amniótico y verificar el crecimiento, la edad gestacional y la posición del bebé. Algunos médicos también realizan un ultrasonido vaginal para revisar nuevamente la longitud del cuello uterino y ver si hay signos prematuros de afinamiento. 

    Si todos los análisis dan negativos, tú y el bebé parecen sanos, no has roto aguas y el cuello uterino permanece cerrado y sin afinamiento alguno, luego de unas horas es muy probable que te envíen a casa. 

    Aunque la forma de manejar la situación pueda variar un poco entre los distintos médicos, existen ciertas pautas generales. 

    Si aún no has llegado a la semana 34 de embarazo y se comprueba que muestras indicios de parto prematuro, pero las membranas están intactas, la frecuencia cardiaca del bebé es normal y no presentas signos de infección uterina u otros problemas (como preeclampsia grave o signos de desprendimiento prematuro de placenta), tu médico intentará retrasar el parto. 

    En primer lugar, te aplicarán una inyección intravenosa y te darán antibióticos para impedir que el bebé contraiga una infección por estreptococo del grupo B. Esto se hace como medida preventiva, ya que los resultados de un análisis indican se demoran 48 horas. Es muy probable que te den medicación para intentar detener las contracciones durante suficiente tiempo como para administrar corticoesteroides a tu bebé y acelerar el desarrollo de sus pulmones, intestinos y cerebro. 

    Si te encuentras en un pequeño hospital comunitario en donde no hay atención especial neonatal para un bebé prematuro, te transferirán a una institución más grande, de ser posible. Tú y tu bebé estarán bajo observación constante durante el parto, si es que éste continúa. 

    Si rompes la bolsa de la aguas antes de la semana 37 pero no tienes contracciones, el equipo médico puede optar por esperar a que comience el parto, o bien puede decidir inducir el parto o intentar retrasar el nacimiento con la esperanza de que el bebé tenga más tiempo para madurar. En cualquier caso, te administrarán antibióticos para protegerte del estreptococo del grupo B y otras infecciones, a no ser que recientemente te hubieran hecho una prueba que salió negativa. 

    Si estás de 34 semanas o más, quizás te induzcan el parto o te hagan una cesárea. 

    Si estás entre 32 y 34 semanas, analizarán tu líquido amniótico para ver si los pulmones de tu bebé están maduros. Si las pruebas muestran que los pulmones están maduros, te inducirán el parto o te harán una cesárea. 

    Sin embargo, si estás entre 32 y 34 semanas de embarazo y el líquido amniótico muestra que los pulmones de tu bebé aún no están maduros, o estás entre las semanas 24 y 32, los ginecólogos recomiendan esperar para el parto, a menos que haya una razón clara que indique que no es apropiado. 

    Esperar a que se inicie el parto le da al bebé más tiempo para madurar, pero aumenta el riesgo de una infección, lo cual podría ser peligroso para él. Pero a edades gestacionales muy tempranas, por regla general los beneficios de esperar son mayores que los riesgos inherentes a una inducción o cesárea inmediatas. 

    Mientras esperas, recibirás antibióticos (además de los que te darán para el estreptococo del grupo B) para reducir el riesgo de otras infecciones y ayudarte a prolongar el embarazo. También recibirás un tratamiento de corticoesteroides para ayudar a madurar los pulmones del bebé. 

    Durante todo este tiempo tu bebé y tú estarán bajo observación constante. Por supuesto, si desarrollas los síntomas de una infección o hay otras señales que indican que tu bebé no está prosperando, te inducirán o te harán una cesárea. 

    Si aún nos has llegado a las 24 semanas de embarazo, no se recomiendan los antibióticos para el estreptococo del grupo B ni los corticoesteroides. Tu equipo médico te informará sobre el pronóstico de tu bebé y puedes optar por que te induzcan o por esperar.


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